
Hace unos años atrás, en el Diario "La Estrella de Iquique" publiqué mi primer acercamiento hacia autores que remembraban la Historia de Iquique, su Geografía y la percepción espacial de éstos. Por aquellos años, 1997 ó 1998, me quejaba que la labor de los historiadores y geógrafos locales eran paupérrimos, puesto que el verdadero Monopolio de la historia local, yacía en manos de sociólogos, sicólogos sociales y otros tantos cientistas sociales que estos últimos años han invadido la escena intelectual parroquiana de nuestra ciudad. Quizás esto congujó o, mejor dicho, cuajó- como las Gelatinas- con el impositivo pedagógico que incorporaba CMO o Contenidos Mínimos Obligatorios de la asignatura de Historia y Ciencias Sociales relacionados con el "entorno cercano" de los alumnos(as) del país. El predicamento de esos años era el siguiente; el alumno no podía aprehender - captar con los sentidos- el espacio lejano que las aulas y docentes "intentaban" enseñar si es que, primeramente, no dominaba el espacio más cercano; algo así como partir desde lo "más cercano a lo más lejano" ... imposición que conllevó a otra sabrosa controversia relacionada con los métodos de enseñar Historia y Geografía, así como la utilización de las Ciencias Sociales para poder captar "holísticamente" el entorno y la relación producida con los seres humanos. En términos académicos, tal como lo señalaba en la década de los 90 mi querido profesor (Q.E.P.) Pedro Guerra, las relaciones tempo espaciales de los seres humanos eran producto de una "relación sistémica" insistida en la década de los 70 por autores como Mario Bunge, Cipolla, el MIT y tantos otros. La explosión entonces del acercamineto de la Geografía y la Historia eran ya evidentes; y también el rebrote de los "cientistas sociales". Debo reconocer, y de hecho, así lo hice sentir en uno de los GPT de docentes de historia, que desde la Reforma Educacional implantada para Enseñanza Media, en el año 1997 nos dejaba prácticamente sin la posibilidad de ejercer la disciplina histórica o geográfica puras; había que acercarlas a las Ciencias Sociales, a la sicología, sociología, antropología o economía. Quizás mis palabras no fueron muy bien recibidas en ese entonces, quizás se entendió como una forma de "aportillar" a dos colegas que daban gala de su erudicción en Historia, pero no necesariamente, en Ciencias Sociales. Recordé en esas intervenciones las palabras de nuestro querido amigo intelectual Vicens Vives, quien señalaba si era necesario privilegiar un tipo de conocimiento por sobre otro, lo que había generado "un pozo fáctico" al interior del conocimiento de este "Sistema" Hombre- entorno. Más allá de los comentarios mezquinos, que quisieron darle a la discusión un "Tono personal", o a las antipatías de mis dichos apoyados por otros colegas de Alto Hospicio, mientras los "monitores" vomitaban datos y leían sus transparencias, el escenario histórico era cada vez más ocupado por sociológos y sicólogos... Algunos de ellos, derechamente, me causan dudas; así que admiración les tengo en verdad bien poco. Es el caso de Bernardo Guerrero y sus populares textos; debo reconocerle el mérito de ser un tipo simpático, empeñoso talvez, pero su método de estudio, el del sociólogo en general, me parece "congelado". No logran interpretar los "procesos de cambio" y el trabajo de "Fuentes históricas" es en verdad pobre. En ese artículo de la Estrella, recuerdo haber citado a varios autores de la ya desaparecida editorial "el Jote errante", donde se notaba un trabajo de "Fuente". Quizás de boca del propio "Postivismo" decimonónico, la "`Síntesis Histórica" sea a estas alturas un sueño, pero el trabajo del Geógrafo, del Historiador debe ser complementado por las Ciencias Sociales, sin embargo, no al revés, la observación es más aguda mientras más datos tengamos. Las disputas intelectuales por recuperar el "aservo histórico" de Iquique es muy importante, puesto que nuestra ciudad es una de las pocas localidades que se "globalizó" bajo los Gobiernos de la Concertación tan vertiginosamente. A veces pienso que ni ellos pensaron que esto ocurriría, tal vez por la porfía "Regionalista" de algunas autoridades locales como el Alcalde Don Jorge Soria, o por el excesivo crecimiento poblacional de nuestro Iquique. Aún así, a pesar de ello, perdimos el rumbo histórico, y la confusión de "percepciones" parecen estar vivos en nuestro entorno; En definitiva, concluímos, la agonía de la identidad local parece surgir en cuestiones tan sencillas como cuando en los colegios se canta el "Himno a Iquique" y más de una sonrisa saca...como si fuese un chiste; Yo pregunto con emoción; ¿Sabemos el Himno de Santiago o de Viña del Mar?...Más todavía; ¿Lo cantan? Yo viví allí 6 años y no oí voz alguna; y vuelvo a preguntar con emoción; como lo implorara Violeta Parra; "¿Quién trajo tanto veneno?"
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